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Sin ponerse colorados
López, que ganó por segunda vez al hilo, encabezó el doblete que completó Silva en tierra misionera. Los Honda llegaron a sacarle medio minuto al tercero.
La tierra en Misiones es colorada, no negra. El cielo, como en todos lados, es celeste, no amarillo. Y también, a diferencia de aquello que los políticos quieren hacer creer, el dengue mete miedo en Misiones. ¿Para qué ocultar algo tan visible? ¿Para qué disimular el dominio de Honda en TC 2000? Si José María López es la referencia de sus colegas, aquel a quien todos quieren vencer. Si es admirable cómo Pato Silva, uno de los cinco mejores del país, le sigue el ritmo y le pelea campeonatos aunque tiene 11 años más. Si Leonardo Monti, Javier Ciabattari y Alberto Scarazzini conforman un trío que no pierde ni a la bolita. Si el Civic es, junto con la Renault Fuego, uno de los modelos con historia más rica. Nadie desconfía de nada. Pero en el automovilismo, donde todo ha mutado para emparejar (¿o los Brawn no apabullan a Ferrari y McLaren?), la diferencia del equipo Honda es asombrosa. El resto de las marcas no está muy cerca que digamos. Que un pasito adelante, que dos escalones... Cuando ingresó el auto de seguridad ayer en Oberá para sacudir la modorra tras 21 vueltas, la dupla de la marca alada le llevaba 30 segundos al tercero. Una paliza con mayúsculas.
Tres fines de semanas al hilo, tres victorias. Roca y Oberá en TC 2000, con el festejo de TC en medio, en Termas de Río Hondo. Así son los días de José María López, que pasó de un arranque pálido a una racha positiva que él sabe explicar bien: "Me dedico a esto con mucho empeño, uso muchas cosas de Europa. Y el auto es bueno, el equipo trabaja como los dioses, tengo dos compañeros de primera, todo se hace más fácil. No es lo mismo ganar largando primero, como en Roca, que como fue ésta, partiendo 12°. Mucha gente me hizo la vida imposible, pero los pasé. Y luego aguanté a Silva, a quien cada vez admiro más. Por cómo se exige con la edad que tiene", lanza Pecho. Pato tiene 36 años. "Ja, vieron que yo siempre digo que estoy viejito... Pero la llegada de Pechito a la Argentina me hizo motivarme, bajar kilos, concentrarme. Agradezco sus palabras, él me hace no bajar el nivel", le contestó el chaqueño, con quien definió mano a mano. Podría haber sido un pleito entre tres, pero la dirección hidráulica de Pernía se rompió de arranque, cuando venía adelante. ¿Lo podrían haber derrotado?
"Spataro venía ganando la carrera y si no lo penalizaban, no sé si le ganábamos. Así que...", se enojó el Pato cuando se le había consultado a López sobre la superioridad de los Honda. Juan agarró el micrófono y tomó la posta, muy molesto. Tranquilo, Pato. Es verdad, Emiliano venía adelante (ver página 56) hasta la quinta vuelta, pero habría que ser demasiado ingenuo para pensar que podría haberlos aguantado. Los Civic les hacían un segundo por vuelta a los mejores escoltas. La caja de cambios y el blocante, nuevos este año, le cayeron mejor al chasis. Y el trabajo en las suspensiones hizo que el Civic acelere antes en la salida de las curvas, sin barrer la trompa. Hasta son más ágiles doblando. "El autódromo está bárbaro, pero si sigue tan sucio no nos podemos salir de una línea", criticó López. Hacía mención, además, a la tierra que quedó tras el retiro del Polo de Salerno, que mandó el pace car cerca del final. Pechito se deslizó demás en la curva del despiste y eso hizo ilusionar a Silva, que tiró sus últimas cartas. Pero también se corrió de la huella y no pudo aprovechar el único error del cordobés. En tres giros le sacaron casi seis segundos a Fontanita. Los Honda otra vez habían aplastado. Y por eso, nadie debe ponerse colorado...
López, que ganó por segunda vez al hilo, encabezó el doblete que completó Silva en tierra misionera. Los Honda llegaron a sacarle medio minuto al tercero.
La tierra en Misiones es colorada, no negra. El cielo, como en todos lados, es celeste, no amarillo. Y también, a diferencia de aquello que los políticos quieren hacer creer, el dengue mete miedo en Misiones. ¿Para qué ocultar algo tan visible? ¿Para qué disimular el dominio de Honda en TC 2000? Si José María López es la referencia de sus colegas, aquel a quien todos quieren vencer. Si es admirable cómo Pato Silva, uno de los cinco mejores del país, le sigue el ritmo y le pelea campeonatos aunque tiene 11 años más. Si Leonardo Monti, Javier Ciabattari y Alberto Scarazzini conforman un trío que no pierde ni a la bolita. Si el Civic es, junto con la Renault Fuego, uno de los modelos con historia más rica. Nadie desconfía de nada. Pero en el automovilismo, donde todo ha mutado para emparejar (¿o los Brawn no apabullan a Ferrari y McLaren?), la diferencia del equipo Honda es asombrosa. El resto de las marcas no está muy cerca que digamos. Que un pasito adelante, que dos escalones... Cuando ingresó el auto de seguridad ayer en Oberá para sacudir la modorra tras 21 vueltas, la dupla de la marca alada le llevaba 30 segundos al tercero. Una paliza con mayúsculas.
Tres fines de semanas al hilo, tres victorias. Roca y Oberá en TC 2000, con el festejo de TC en medio, en Termas de Río Hondo. Así son los días de José María López, que pasó de un arranque pálido a una racha positiva que él sabe explicar bien: "Me dedico a esto con mucho empeño, uso muchas cosas de Europa. Y el auto es bueno, el equipo trabaja como los dioses, tengo dos compañeros de primera, todo se hace más fácil. No es lo mismo ganar largando primero, como en Roca, que como fue ésta, partiendo 12°. Mucha gente me hizo la vida imposible, pero los pasé. Y luego aguanté a Silva, a quien cada vez admiro más. Por cómo se exige con la edad que tiene", lanza Pecho. Pato tiene 36 años. "Ja, vieron que yo siempre digo que estoy viejito... Pero la llegada de Pechito a la Argentina me hizo motivarme, bajar kilos, concentrarme. Agradezco sus palabras, él me hace no bajar el nivel", le contestó el chaqueño, con quien definió mano a mano. Podría haber sido un pleito entre tres, pero la dirección hidráulica de Pernía se rompió de arranque, cuando venía adelante. ¿Lo podrían haber derrotado?
"Spataro venía ganando la carrera y si no lo penalizaban, no sé si le ganábamos. Así que...", se enojó el Pato cuando se le había consultado a López sobre la superioridad de los Honda. Juan agarró el micrófono y tomó la posta, muy molesto. Tranquilo, Pato. Es verdad, Emiliano venía adelante (ver página 56) hasta la quinta vuelta, pero habría que ser demasiado ingenuo para pensar que podría haberlos aguantado. Los Civic les hacían un segundo por vuelta a los mejores escoltas. La caja de cambios y el blocante, nuevos este año, le cayeron mejor al chasis. Y el trabajo en las suspensiones hizo que el Civic acelere antes en la salida de las curvas, sin barrer la trompa. Hasta son más ágiles doblando. "El autódromo está bárbaro, pero si sigue tan sucio no nos podemos salir de una línea", criticó López. Hacía mención, además, a la tierra que quedó tras el retiro del Polo de Salerno, que mandó el pace car cerca del final. Pechito se deslizó demás en la curva del despiste y eso hizo ilusionar a Silva, que tiró sus últimas cartas. Pero también se corrió de la huella y no pudo aprovechar el único error del cordobés. En tres giros le sacaron casi seis segundos a Fontanita. Los Honda otra vez habían aplastado. Y por eso, nadie debe ponerse colorado...