Atomix.vg
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Escrito por: Colaboradores invitados
Dentro del inmenso lore en la franquicia de The Elder Scrolls los libros son un elemento clave para entender la complejidad del mundo en el que habitamos. Encontrarlos a todos requiere de una gran labor ya las formas para llegar a ellos son distintas, sin embargo, encontrarse con una literatura rica en autores y estilos es algo sumamente enriquecedor.
Dentro del inmenso lore en la franquicia de The Elder Scrolls los libros son un elemento clave para entender la complejidad del mundo en el que habitamos. Encontrarlos a todos requiere de una gran labor ya las formas para llegar a ellos son distintas, sin embargo, encontrarse con una literatura rica en autores y estilos es algo sumamente enriquecedor.Por: Luis Fernández MezaConocí Morrowind, el tercer juego de The Elder Scrolls, en el 2003. Trece años y dos juegos después (Oblivion y Skyrim), puedo asegurar que mi cariño por la serie se debe en buena medida a esa primera experiencia. En ese entonces no sabía nada de la mecánica o la historia de los juegos; me sentí arrojado a un mundo cuyas dimensiones y complejidad me frustraban y asombraban a la vez. Cada uno de sus elementos parecía un continente nuevo: las habilidades, los objetivos, las razas, las facciones, las ciudades, los personajes, la mitología. Todo esto lo descubrí no sólo conforme jugaba, sino también mientras leía el juego. Así es: todos saben que el protagonista de The Elder Scrolls puede “leer” libros, pero pocos recuerdan (y a pocos les importa) que también el jugador puede leerlos.
Sí, se necesita ser una clase particular de nerd fan para leer los libros que están dentro del juego. Confesar que lees la literatura de un videojuego suele suscitar reacciones de extrañeza (si no plena repulsión) de la gente, incluso de parte de otros gamers. “¿Por qué no mejor lees un libro de verdad?” Esto me resulta curiosísimo, sobre todo cuando ha venido de los mismos que (correctamente) saltan a defender los videojuegos como una forma de arte. Después de todo, si consideramos que cada juego está construido también como una narrativa, ¿no serían los libros de Tamriel ejemplos de metaliteratura? ¿Por qué somos tan afectos al fenómeno cuando lo encontramos en papel y tan indiferentes cuando sucede en una pantalla?
Si nos cuesta pensar los libros de The Elder Scrolls como una expresión literaria genuina es porque leemos cada uno como si fuera un texto autónomo. En realidad, todos son fragmentos de una sola obra, cuyo tema es la literatura. Hay un solo libro y es simultáneamente poesía, narrativa, ensayo, dramaturgia, libro sagrado, biografía, crítica, literatura infantil, canon, marginal, best-seller, todo. Y detrás de este universo, una plétora de autores ficticios y reales. De hecho, si empezamos a contar desde Morrowind, la serie cuenta con poco menos de 500 libros; Bethesda, el estudio que creó los juegos, ya ha anunciado que publicará algunos de ellos en formato físico. A estas alturas, lo único que logramos al cuestionar lo literario de estos fenómenos es delatar nuestro rezago estético. Nuestras preguntas tienen que subir de nivel también. Juegos como éstos contienen literatura: ¿qué vamos a hacer con esa realidad?
Este artículo es cortesía de nuestros amigos de Citric Magazine con quienes estaremos colaborando los próximos meses. Recuerden que la convocatoria para publicar sus textos em ambos sitios sigue abierta. Las bases para participar ya han sido publicadas y los invitamos a colaborar con nosotros. ¡Anímense a participar!
Ver en Atomix.vg: Opinion: Los libros de The Elder Scrolls | Atomix
Dentro del inmenso lore en la franquicia de The Elder Scrolls los libros son un elemento clave para entender la complejidad del mundo en el que habitamos. Encontrarlos a todos requiere de una gran labor ya las formas para llegar a ellos son distintas, sin embargo, encontrarse con una literatura rica en autores y estilos es algo sumamente enriquecedor.
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