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Embarrados
Aparecieron pintadas mafiosas, la barra apretó al plantel y hubo reunión con Migliore y Sosa. El equipo se entrenó entre las burlas de sus hinchas.
"Basta de papelones, hay balas para todos, no es joda". "Pongan huevos o van al cajón". La pintura blanca, a la que apelaron los empleados del club en carácter de urgencia, no alcanzó para tapar esas leyendas amenazantes que aparecieron escritas detrás de los dos bancos de suplentes de la cancha auxiliar donde se entrena el plantel de Racing. Esas pintadas con aerosol negro, estampadas en la noche del domingo por gente que ingresó de incógnito tras saltar el enrejado, evidenciaron la continuidad de un clima pesado tras el 1-4 ante Tigre. Ayer se agregó más tensión en medio de una crisis que ve a Racing en zona de Promoción, con un juego muy malo, apenas un punto en el torneo y huérfano de triunfos desde hace diez partidos. A través del alambrado, desde la calle, un grupo de barras intimidó a los jugadores para que ganen el domingo, hablaron con Caruso Lombardi y colgaron una bandera agresiva en la que se leía: "¡¡Gracias jugadores, nos mandan a la B, son horribles!!". Desde temprano, las paredes cercanas al estadio repitieron las inscripciones hostiles de la cancha auxiliar y se leyeron otras. "Permanencia o muerte", "Vayan al frente", podía verse sobre el pasaje Corbatta y sus alrededores. En ese ambiente, el plantel inició la práctica a las 9.30 con ejercicios en el gimnasio y cerca de las 10.30 tuvieron el primer contacto con quince barras de segunda línea, con Julián y Gastón como los más conocidos. En primer término llamaron a Caruso (ver página 7) interrumpiendo el entrenamiento, siempre con el alambrado de por medio, el técnico se les arrimó y los escuchó: "Con vos no tenemos problemas, el tema es con los jugadores que no ponen huevos", le dijeron al DT. Y exigieron la presencia de dos jugadores y el plantel eligió a Migliore y Franco Sosa, quienes fueron acompañados por Horacio Montemurro, ayudante de Caruso. "Hace diez años que no veníamos. Ustedes hagan lo que quieran, pero les avisamos que no nos comemos una más...", fue la advertencia. "Nos comentaron lo que sentían, pero es normal que pase esto", intentó minimizar el arquero (ver página 6).
La ironía de la ira. Después de que apretaran al fotógrafo de Olé para que no tomara las imágenes, casi todos los barras se retiraron y apenas quedó uno que autoproclamaba a los gritos su condición, mezclado entre hinchas comunes que manifestaban su indignación por la pésima campaña. "Yo no soy barra, soy un socio que vino hasta acá con el alma y el corazón en la mano. ¡Nos están mandando a la B!", bramaba un hombre, mientras el plantel realizaba trabajos en espacios reducidos. Desde la bronca también surgieron ironías pesadas hacia los jugadores, como cuando le gritaron a Yacob: "¡Pasale la pelota a uno de blanco que es de tu equipo!". El volante escuchó eso y respondió de inmediato, de espalda a los hinchas: "Cerrá el orto, la concha de tu hermana". Tampoco se salvó Chatruc y cuando metió un túnel, lo gastaron con un "¡dejá de meter caños que te vas a desgarrar!". Y siguieron con Martínez Gullotta: "Wally, dejá de llenarte los guantes de resortes". Rubén Ramírez fue otro que recibió palos: "Dejá de comer sábalos", lo provocaron al considerarlo excedido de peso. Ni siquiera se salvó Caruso y en el momento en que se retiraba de la cancha, un hincha le disparó: "¡Dejá de ir al casino!". Otro agregó que "¡¿venimos de perder 4 a 1 y ya se terminó la práctica. Es increíble!?".
Los hinchas no pasaron por alto el incidente que sufrieron el sábado cuatro jugadores de Racing (no trascendieron sus nombres), debido a que fueron agredidos pro un grupo de simpatizantes que los vio en una disco de Lomas de Zamora. "¡Basta de boliches!", retumbó el alarido.
Una vez que terminó el entrenamiento, el plantel se reunió en el vestuario por media hora -sin el cuerpo técnico-, tiempo en el que Migliore y Sosa transmitieron todo lo dialogado con los barras. Y además se juramentaron, por momentos entre gritos, recuperar la actitud mostrada contra Argentinos.
¿No lo preveían? Producto de la tormenta futbolística, en el mundo Racing se olfateaba que podían generarse este tipo de incidentes. Tras la caída con tra Independiente, que provocó la renuncia de Llop, el padre Juan Gabriel Arias (integrante de la Comisión Directiva) había propuesto una reunión del plantel con la barra. "Pensé que podía servir para calmar los ánimos", dijo aquella vez el cura que ayer mantuvo el celular apagado.
Los dirigentes le ofrecieron al plantel trabajar en el Hindú de Don Torcuato, donde podrían entrenarse en doble turno. Pero los jugadores se negaron porque allí no habría wi-fi y para ellos los colchones del lugar son incómodos por lo delgado. Tampoco pudieron practicar en el estadio a raíz de que hoy y mañana están filmando una publicidad de Gatorade. Por eso, se espera que hoy haya nuevamente presencia policial sobre la calle Italia ya que recién mañana cambiarán el lugar de entrenamiento. Este clima preocupa mucho a los dirigentes, pensando en qué puede suceder el domingo, ante Godoy Cruz. Desde el Coprosede avisaron sobre posibles sanciones (ver Que no cierren...).
Una vez más, Racing se desgarra en su angustia.
Aparecieron pintadas mafiosas, la barra apretó al plantel y hubo reunión con Migliore y Sosa. El equipo se entrenó entre las burlas de sus hinchas.
"Basta de papelones, hay balas para todos, no es joda". "Pongan huevos o van al cajón". La pintura blanca, a la que apelaron los empleados del club en carácter de urgencia, no alcanzó para tapar esas leyendas amenazantes que aparecieron escritas detrás de los dos bancos de suplentes de la cancha auxiliar donde se entrena el plantel de Racing. Esas pintadas con aerosol negro, estampadas en la noche del domingo por gente que ingresó de incógnito tras saltar el enrejado, evidenciaron la continuidad de un clima pesado tras el 1-4 ante Tigre. Ayer se agregó más tensión en medio de una crisis que ve a Racing en zona de Promoción, con un juego muy malo, apenas un punto en el torneo y huérfano de triunfos desde hace diez partidos. A través del alambrado, desde la calle, un grupo de barras intimidó a los jugadores para que ganen el domingo, hablaron con Caruso Lombardi y colgaron una bandera agresiva en la que se leía: "¡¡Gracias jugadores, nos mandan a la B, son horribles!!". Desde temprano, las paredes cercanas al estadio repitieron las inscripciones hostiles de la cancha auxiliar y se leyeron otras. "Permanencia o muerte", "Vayan al frente", podía verse sobre el pasaje Corbatta y sus alrededores. En ese ambiente, el plantel inició la práctica a las 9.30 con ejercicios en el gimnasio y cerca de las 10.30 tuvieron el primer contacto con quince barras de segunda línea, con Julián y Gastón como los más conocidos. En primer término llamaron a Caruso (ver página 7) interrumpiendo el entrenamiento, siempre con el alambrado de por medio, el técnico se les arrimó y los escuchó: "Con vos no tenemos problemas, el tema es con los jugadores que no ponen huevos", le dijeron al DT. Y exigieron la presencia de dos jugadores y el plantel eligió a Migliore y Franco Sosa, quienes fueron acompañados por Horacio Montemurro, ayudante de Caruso. "Hace diez años que no veníamos. Ustedes hagan lo que quieran, pero les avisamos que no nos comemos una más...", fue la advertencia. "Nos comentaron lo que sentían, pero es normal que pase esto", intentó minimizar el arquero (ver página 6).
La ironía de la ira. Después de que apretaran al fotógrafo de Olé para que no tomara las imágenes, casi todos los barras se retiraron y apenas quedó uno que autoproclamaba a los gritos su condición, mezclado entre hinchas comunes que manifestaban su indignación por la pésima campaña. "Yo no soy barra, soy un socio que vino hasta acá con el alma y el corazón en la mano. ¡Nos están mandando a la B!", bramaba un hombre, mientras el plantel realizaba trabajos en espacios reducidos. Desde la bronca también surgieron ironías pesadas hacia los jugadores, como cuando le gritaron a Yacob: "¡Pasale la pelota a uno de blanco que es de tu equipo!". El volante escuchó eso y respondió de inmediato, de espalda a los hinchas: "Cerrá el orto, la concha de tu hermana". Tampoco se salvó Chatruc y cuando metió un túnel, lo gastaron con un "¡dejá de meter caños que te vas a desgarrar!". Y siguieron con Martínez Gullotta: "Wally, dejá de llenarte los guantes de resortes". Rubén Ramírez fue otro que recibió palos: "Dejá de comer sábalos", lo provocaron al considerarlo excedido de peso. Ni siquiera se salvó Caruso y en el momento en que se retiraba de la cancha, un hincha le disparó: "¡Dejá de ir al casino!". Otro agregó que "¡¿venimos de perder 4 a 1 y ya se terminó la práctica. Es increíble!?".
Los hinchas no pasaron por alto el incidente que sufrieron el sábado cuatro jugadores de Racing (no trascendieron sus nombres), debido a que fueron agredidos pro un grupo de simpatizantes que los vio en una disco de Lomas de Zamora. "¡Basta de boliches!", retumbó el alarido.
Una vez que terminó el entrenamiento, el plantel se reunió en el vestuario por media hora -sin el cuerpo técnico-, tiempo en el que Migliore y Sosa transmitieron todo lo dialogado con los barras. Y además se juramentaron, por momentos entre gritos, recuperar la actitud mostrada contra Argentinos.
¿No lo preveían? Producto de la tormenta futbolística, en el mundo Racing se olfateaba que podían generarse este tipo de incidentes. Tras la caída con tra Independiente, que provocó la renuncia de Llop, el padre Juan Gabriel Arias (integrante de la Comisión Directiva) había propuesto una reunión del plantel con la barra. "Pensé que podía servir para calmar los ánimos", dijo aquella vez el cura que ayer mantuvo el celular apagado.
Los dirigentes le ofrecieron al plantel trabajar en el Hindú de Don Torcuato, donde podrían entrenarse en doble turno. Pero los jugadores se negaron porque allí no habría wi-fi y para ellos los colchones del lugar son incómodos por lo delgado. Tampoco pudieron practicar en el estadio a raíz de que hoy y mañana están filmando una publicidad de Gatorade. Por eso, se espera que hoy haya nuevamente presencia policial sobre la calle Italia ya que recién mañana cambiarán el lugar de entrenamiento. Este clima preocupa mucho a los dirigentes, pensando en qué puede suceder el domingo, ante Godoy Cruz. Desde el Coprosede avisaron sobre posibles sanciones (ver Que no cierren...).
Una vez más, Racing se desgarra en su angustia.