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"Antes me hubiera rebelado"
Dice que de más joven no se habría bancado estar a la sombra de otro. Hoy, más maduro, acepta las reglas y aspira a jugar más tiempo con Román.
De tenerlo en la pared de la habitación en forma de póster a estar detrás suyo en el plantel de Boca. Leandro Gracián, de él se trata, tiene un rótulo que parece difícil de quitar: suplente de Juan Román Riquelme. El caso del Tano, admirador del 10 desde que jugaba en las Inferiores de Vélez, es similar al de un arquero que va al banco: le toca entrar por lesión o suspensión del titular. Que Ischia lo tenga encasillado como el reemplazante de Riquelme es bueno y malo. Por un lado, el orgullo de ser el elegido si Román no está. Por el otro, la falta de continuidad y la casi nula posibilidad de ser tenido en cuenta en otra posición que no sea la de enganche.
-¿Cómo es convivir con esta realidad?
-Ya lo asumo así. A uno siempre le gusta jugar, pero Carlos me tiene como el reemplazante de Román cada vez que él no juega y trato de hacer lo mejor cuando me toca. Soy un profesional y lo asumo.
-¿Pero no te juega en contra jugar cada vez que no está Román?
-Y sí. Pero es así. Son las reglas del juego y debo aceptarlas. Porque si no, no vengo más y listo. Me voy. Sé que por reemplazarlo a él y por la posición en la que juego, se me exige más. Cuando jugás mal, jugaste mal. Y cuando jugás bien, también. Es como que tenés que romperla cada vez que jugás y quizás hace un mes que no te toca. Es así.
-Ischia dice que te ve trabajar mejor que cuando te dirigió en Vélez.
-Porque antes era más joven. Carlos me agarró en Vélez cuando yo tenía 19, 20 años.
-¿En qué cambiaste? ¿En la madurez? ¿En dónde se nota la madurez?
-En pensar todo siempre dos o tres veces, en saber cómo manejarse en el vestuario, en no dejarte llevar por el instinto o el impulso... Antes era rebelde.
-Si te pasaba esta situación a esa edad, ¿cómo hubieras reaccionado?
-Nooo. Era muy rebelde.
-¿Te hubieras rebelado?
-Sí. Me hubiese rebelado y me hubiera jugado en contra. Me ha pasado. Yo he sido rebelde, me he enojado cuando me han sacado y sentía que era injusto. Por ahí iba al otro día al entrenamiento y no trabajaba como tenía que trabajar.
-¿Te pasó con Ischia?
-No recuerdo si fue con Carlos. Sí me pasó y pienso que a todo joven le pasa. Ya lo viví. Pero me siento más maduro, trabajo a full en todas las prácticas para seguir creciendo como jugador. Entendí que esta carrera es mi trabajo y trato de crecer día a día.
-Al menos te debe dar tranquilidad saber que al jugar Copa y campeonato hay más chances.
-Sí, seguro. Es una realidad y lo dice el técnico. Este es el último fin de semana que tenemos. Cuando pasemos la primera fase de la Copa, que si Dios quiere la vamos a pasar sin sobresaltos, se vendrá una seguidilla y ahí Carlos va a tener que tomar una decisión.
-¿Un deseo futbolístico sería jugar algunos partidos con Riquelme?
-Me encantaría. Creo que juntos jugamos sólo un partido entero, con Godoy Cruz, en el torneo pasado. Creo que disfrutaría mucho jugar al lado de Román porque juego en su misma posición y siento cómo piensa. Además, siento que podemos complementarnos bien. Pero mi principal deseo, si me preguntás, es ganar la Copa.
-¿En la Copa los respetan más que acá?
-Sí. Se nota cuando jugamos afuera que nos tienen mucho respeto. Se ve en el ambiente, antes de entrar a la cancha, en los hinchas y jugadores rivales... Boca se lo ha ganado por todo lo que logró en los últimos años. En el torneo local es distinto porque el jugador argentino es atrevido, no se siente menos que nadie y acá te conocen todos. Fijate que cada equipo argentino nos juega cada domingo como si fuera una final.
-Con Tigre le diste una gran asistencia a Lucho y le anularon mal el gol. ¿Fue doble la bronca?
-Y sí, ésa es una jugada que yo disfruto muchísimo. Dejar a un compañero mano a mano con el arquero me da placer. Es una satisfacción enorme. En el momento me di cuenta de que Lucho estaba habilitadísimo. El picó bien, en diagonal, se vio muy claro.
-Después del 30 de junio, ¿seguís en Boca?
-No sé qué pasará. Tengo un año más de contrato y veré en ese momento.
Dice que de más joven no se habría bancado estar a la sombra de otro. Hoy, más maduro, acepta las reglas y aspira a jugar más tiempo con Román.
De tenerlo en la pared de la habitación en forma de póster a estar detrás suyo en el plantel de Boca. Leandro Gracián, de él se trata, tiene un rótulo que parece difícil de quitar: suplente de Juan Román Riquelme. El caso del Tano, admirador del 10 desde que jugaba en las Inferiores de Vélez, es similar al de un arquero que va al banco: le toca entrar por lesión o suspensión del titular. Que Ischia lo tenga encasillado como el reemplazante de Riquelme es bueno y malo. Por un lado, el orgullo de ser el elegido si Román no está. Por el otro, la falta de continuidad y la casi nula posibilidad de ser tenido en cuenta en otra posición que no sea la de enganche.
-¿Cómo es convivir con esta realidad?
-Ya lo asumo así. A uno siempre le gusta jugar, pero Carlos me tiene como el reemplazante de Román cada vez que él no juega y trato de hacer lo mejor cuando me toca. Soy un profesional y lo asumo.
-¿Pero no te juega en contra jugar cada vez que no está Román?
-Y sí. Pero es así. Son las reglas del juego y debo aceptarlas. Porque si no, no vengo más y listo. Me voy. Sé que por reemplazarlo a él y por la posición en la que juego, se me exige más. Cuando jugás mal, jugaste mal. Y cuando jugás bien, también. Es como que tenés que romperla cada vez que jugás y quizás hace un mes que no te toca. Es así.
-Ischia dice que te ve trabajar mejor que cuando te dirigió en Vélez.
-Porque antes era más joven. Carlos me agarró en Vélez cuando yo tenía 19, 20 años.
-¿En qué cambiaste? ¿En la madurez? ¿En dónde se nota la madurez?
-En pensar todo siempre dos o tres veces, en saber cómo manejarse en el vestuario, en no dejarte llevar por el instinto o el impulso... Antes era rebelde.
-Si te pasaba esta situación a esa edad, ¿cómo hubieras reaccionado?
-Nooo. Era muy rebelde.
-¿Te hubieras rebelado?
-Sí. Me hubiese rebelado y me hubiera jugado en contra. Me ha pasado. Yo he sido rebelde, me he enojado cuando me han sacado y sentía que era injusto. Por ahí iba al otro día al entrenamiento y no trabajaba como tenía que trabajar.
-¿Te pasó con Ischia?
-No recuerdo si fue con Carlos. Sí me pasó y pienso que a todo joven le pasa. Ya lo viví. Pero me siento más maduro, trabajo a full en todas las prácticas para seguir creciendo como jugador. Entendí que esta carrera es mi trabajo y trato de crecer día a día.
-Al menos te debe dar tranquilidad saber que al jugar Copa y campeonato hay más chances.
-Sí, seguro. Es una realidad y lo dice el técnico. Este es el último fin de semana que tenemos. Cuando pasemos la primera fase de la Copa, que si Dios quiere la vamos a pasar sin sobresaltos, se vendrá una seguidilla y ahí Carlos va a tener que tomar una decisión.
-¿Un deseo futbolístico sería jugar algunos partidos con Riquelme?
-Me encantaría. Creo que juntos jugamos sólo un partido entero, con Godoy Cruz, en el torneo pasado. Creo que disfrutaría mucho jugar al lado de Román porque juego en su misma posición y siento cómo piensa. Además, siento que podemos complementarnos bien. Pero mi principal deseo, si me preguntás, es ganar la Copa.
-¿En la Copa los respetan más que acá?
-Sí. Se nota cuando jugamos afuera que nos tienen mucho respeto. Se ve en el ambiente, antes de entrar a la cancha, en los hinchas y jugadores rivales... Boca se lo ha ganado por todo lo que logró en los últimos años. En el torneo local es distinto porque el jugador argentino es atrevido, no se siente menos que nadie y acá te conocen todos. Fijate que cada equipo argentino nos juega cada domingo como si fuera una final.
-Con Tigre le diste una gran asistencia a Lucho y le anularon mal el gol. ¿Fue doble la bronca?
-Y sí, ésa es una jugada que yo disfruto muchísimo. Dejar a un compañero mano a mano con el arquero me da placer. Es una satisfacción enorme. En el momento me di cuenta de que Lucho estaba habilitadísimo. El picó bien, en diagonal, se vio muy claro.
-Después del 30 de junio, ¿seguís en Boca?
-No sé qué pasará. Tengo un año más de contrato y veré en ese momento.