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Alegría en la altura
Tras la humillación en La Paz, la Selección de Maradona recibió una buena noticia desde Quito: el empate agónico de Paraguay evitó que Ecuador se le pusiera a tiro.
Hubo que esperar hasta el final de la película para saber por qué a Gerardo Martino le tuvieron que dar oxígeno durante el primer tiempo. Es que el Tata no quería quedarse sin aire para festejar el puntazo que rescató su Paraguay de los 2.850 metros de altura de Quito. Esa corrida eufórica del técnico habrá representado una descarga emocional por sentir (con razón) que el árbitro Wilmar Roldán había hecho todo lo posible para facilitarle la tarea al local. Ese grito profundo habrá significado, también, una especie de alivio al no terminar en cero esta doble fecha de Eliminatorias. Pero el empate agónico, en todo caso, encuentra su valor real en lo matemático; y no tanto en lo que suma Paraguay como en lo que deja de cosechar Ecuador.
Por experiencia, a la selección guaraní no le debería preocupar su clasificación al Mundial: sólo le falta saber cuándo sellará el pasaporte para ir a Sudáfrica 2010. Por poner un ejemplo, Chile necesitó apenas 25 puntos para ir a Francia 98, y hoy, con seis fechas por jugar, el equipo del Tata suma 24. Por eso se dice que un poroto no le cambia la vida, algo que sí le ocurre a este Ecuador, que tuvo dos partidos seguidos en casa y en ambos sumó de a uno. Pecado que puede ser fatal. A Brasil lo peloteó, es cierto, y Paraguay se lo igualó recién en el descuento, pero lo concreto es que en tres días desperdició un par de chances para acomodarse en la tabla. Ahora, con los resultados puestos, la que sale beneficiada es la Selección de Maradona. Porque en Quito dobló la suerte. Después de la aplastante caída en La Paz, el 1-1 que firmó Edgar Benítez a los 47' del segundo tiempo evitó que la Tricolor se pusiera a tiro de Argentina, a sólo tres puntitos y sabiendo que en junio la recibirá en Quito.
Para agendar de cara a dicha visita hay que decir que Paraguay encontró aire cuando ya nadie lo imaginaba. No quemó energías de más en el primer tiempo, sufrió aunque más que nada con centros, y ya en la segunda parte la batalla la planteó (y la ganó) en el medio. Cosas del fútbol, en el mejor momento de la visita, Cristian Noboa, como pasó ante Brasil, entró y festejó. Otra vez, el cambio de Vizuete traía suerte. Entonces, el "ole" empezó a escucharse en el Atahualpa. Parecía un tanto exagerado, aunque entendible porque Ecuador volvía a dar pelea en las Eliminatorias, a sentirse vivo y, encima, el pito colombiano le hacía otro regalito con la inexplicable roja a Da Silva. Ya estaba. Pero el Tri volvió a equivocarse: perdonó a un tal Brasil y le salió caro. Perdonó a Paraguay y el puntero le arruinó la fiesta. Con diez. Para que al fin respirara el Diez.
Tras la humillación en La Paz, la Selección de Maradona recibió una buena noticia desde Quito: el empate agónico de Paraguay evitó que Ecuador se le pusiera a tiro.
Hubo que esperar hasta el final de la película para saber por qué a Gerardo Martino le tuvieron que dar oxígeno durante el primer tiempo. Es que el Tata no quería quedarse sin aire para festejar el puntazo que rescató su Paraguay de los 2.850 metros de altura de Quito. Esa corrida eufórica del técnico habrá representado una descarga emocional por sentir (con razón) que el árbitro Wilmar Roldán había hecho todo lo posible para facilitarle la tarea al local. Ese grito profundo habrá significado, también, una especie de alivio al no terminar en cero esta doble fecha de Eliminatorias. Pero el empate agónico, en todo caso, encuentra su valor real en lo matemático; y no tanto en lo que suma Paraguay como en lo que deja de cosechar Ecuador.
Por experiencia, a la selección guaraní no le debería preocupar su clasificación al Mundial: sólo le falta saber cuándo sellará el pasaporte para ir a Sudáfrica 2010. Por poner un ejemplo, Chile necesitó apenas 25 puntos para ir a Francia 98, y hoy, con seis fechas por jugar, el equipo del Tata suma 24. Por eso se dice que un poroto no le cambia la vida, algo que sí le ocurre a este Ecuador, que tuvo dos partidos seguidos en casa y en ambos sumó de a uno. Pecado que puede ser fatal. A Brasil lo peloteó, es cierto, y Paraguay se lo igualó recién en el descuento, pero lo concreto es que en tres días desperdició un par de chances para acomodarse en la tabla. Ahora, con los resultados puestos, la que sale beneficiada es la Selección de Maradona. Porque en Quito dobló la suerte. Después de la aplastante caída en La Paz, el 1-1 que firmó Edgar Benítez a los 47' del segundo tiempo evitó que la Tricolor se pusiera a tiro de Argentina, a sólo tres puntitos y sabiendo que en junio la recibirá en Quito.
Para agendar de cara a dicha visita hay que decir que Paraguay encontró aire cuando ya nadie lo imaginaba. No quemó energías de más en el primer tiempo, sufrió aunque más que nada con centros, y ya en la segunda parte la batalla la planteó (y la ganó) en el medio. Cosas del fútbol, en el mejor momento de la visita, Cristian Noboa, como pasó ante Brasil, entró y festejó. Otra vez, el cambio de Vizuete traía suerte. Entonces, el "ole" empezó a escucharse en el Atahualpa. Parecía un tanto exagerado, aunque entendible porque Ecuador volvía a dar pelea en las Eliminatorias, a sentirse vivo y, encima, el pito colombiano le hacía otro regalito con la inexplicable roja a Da Silva. Ya estaba. Pero el Tri volvió a equivocarse: perdonó a un tal Brasil y le salió caro. Perdonó a Paraguay y el puntero le arruinó la fiesta. Con diez. Para que al fin respirara el Diez.