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El oro y Navarro
El Ciclón rescató un empate gracias a la inspiración de Hilario, pero no consiguió cambiar su imagen para viajar a México. Con buen toque, el Arse mereció el botín.
Miguelito tendrá que apelar a bastante más que a un cambio de look extremo (el jetra le había dejado lugar a la camisa inmaculada; ayer salió del closet el equipo deportivo, y surtió un efecto más bien esotérico) para superar a San Luis en México y acercar al Ciclón a la clasificación copera, el gran objetivo del horizonte cercano. El portero de Boedo, tal vez pagando derecho de guantes por haber arribado hace pocas semanas, deberá hacer más horas extras, como ayer, para sostener la ilusión de su arco. Porque si bien no le alcanzó para apoderarse del botín de los tres puntos, Arsenal desandó un camino de regreso a la identidad, en el carro de una idea futbolística que, de sostenerla, probablemente lo lleve hasta el oro. Y San Lorenzo rescató un punto tirando manotazos con Navarro.
Tres minutos, apenas, debieron pasar para que el equipo de Russo devolviera la imagen defensiva que dejó ante Colón. A Jara no le costó mucho desbordar por derecha y tirar el centro para que Leguizamón marcara el 1-0. Los dos puntas, con mucha movilidad, cruzándose y retrocediendo para tocar con los volantes abiertos que hicieron ancha la cancha, le generaron un embrollo grande a la visita. Y, entre el primer tiempo y hasta el empate de San Lorenzo, le provocó ocho chances claras de gol, sin contar la conquista. Demasiadas laceraciones para un equipo con muchos nombres, pero sin estructura. Además, en ese tramo, excepto en algunas individualidades, la reacción dijo ausente. Y los fantasmas que se pasearon la fecha pasada en Santa Fe amagaron con contonearse en el Viaducto.
Tuvo una a favor el Ciclón. A pesar de no haber jugado bien, contó con oportunidades. No fue en cantidad, pero dentro del vértigo en el que se subió el partido de ratos, el palo y palo le proporcionó espacios. Y, de pelota quieta, arrimó. Pues bien, en una de ésas, Silvera conectó de aire y clavó el 1-1. Hay que decirlo, el ingreso del Lobo Ledesma le había otorgado al Casla un poco más de fluidez cuando agarraba la pelota. El Papu Gómez encontró con quién tocar (arrancó a la derecha, con Rivero de doble cinco; luego se movió suelto), al morocho Chávez le llegaron los pelotazos y metió un par de corridas... Fue el lapso en que se sintió menos incómoda la escuadra de Russo. No le duró mucho. Sobre el final, Navarro se vio obligado a regresar a la súper acción. Y el punto se fue entre aplausos tibios y una dosis de rechifla. Quizá sirva como placebo para no viajar con los bolsillos vacíos a México, maquillar un tanto el ánimo. Pero necesitará de mucho más para ganarse el oro.
El Ciclón rescató un empate gracias a la inspiración de Hilario, pero no consiguió cambiar su imagen para viajar a México. Con buen toque, el Arse mereció el botín.
Miguelito tendrá que apelar a bastante más que a un cambio de look extremo (el jetra le había dejado lugar a la camisa inmaculada; ayer salió del closet el equipo deportivo, y surtió un efecto más bien esotérico) para superar a San Luis en México y acercar al Ciclón a la clasificación copera, el gran objetivo del horizonte cercano. El portero de Boedo, tal vez pagando derecho de guantes por haber arribado hace pocas semanas, deberá hacer más horas extras, como ayer, para sostener la ilusión de su arco. Porque si bien no le alcanzó para apoderarse del botín de los tres puntos, Arsenal desandó un camino de regreso a la identidad, en el carro de una idea futbolística que, de sostenerla, probablemente lo lleve hasta el oro. Y San Lorenzo rescató un punto tirando manotazos con Navarro.
Tres minutos, apenas, debieron pasar para que el equipo de Russo devolviera la imagen defensiva que dejó ante Colón. A Jara no le costó mucho desbordar por derecha y tirar el centro para que Leguizamón marcara el 1-0. Los dos puntas, con mucha movilidad, cruzándose y retrocediendo para tocar con los volantes abiertos que hicieron ancha la cancha, le generaron un embrollo grande a la visita. Y, entre el primer tiempo y hasta el empate de San Lorenzo, le provocó ocho chances claras de gol, sin contar la conquista. Demasiadas laceraciones para un equipo con muchos nombres, pero sin estructura. Además, en ese tramo, excepto en algunas individualidades, la reacción dijo ausente. Y los fantasmas que se pasearon la fecha pasada en Santa Fe amagaron con contonearse en el Viaducto.
Tuvo una a favor el Ciclón. A pesar de no haber jugado bien, contó con oportunidades. No fue en cantidad, pero dentro del vértigo en el que se subió el partido de ratos, el palo y palo le proporcionó espacios. Y, de pelota quieta, arrimó. Pues bien, en una de ésas, Silvera conectó de aire y clavó el 1-1. Hay que decirlo, el ingreso del Lobo Ledesma le había otorgado al Casla un poco más de fluidez cuando agarraba la pelota. El Papu Gómez encontró con quién tocar (arrancó a la derecha, con Rivero de doble cinco; luego se movió suelto), al morocho Chávez le llegaron los pelotazos y metió un par de corridas... Fue el lapso en que se sintió menos incómoda la escuadra de Russo. No le duró mucho. Sobre el final, Navarro se vio obligado a regresar a la súper acción. Y el punto se fue entre aplausos tibios y una dosis de rechifla. Quizá sirva como placebo para no viajar con los bolsillos vacíos a México, maquillar un tanto el ánimo. Pero necesitará de mucho más para ganarse el oro.